miércoles, 4 de julio de 2012

Entonces


Aquel año fuimos...
fuimos nosotros.

Sin más.

Sin conocer el fracaso.
Sin conocer la traición.
Sin conocer el dolor.
Sin conocer, en definitiva,
el mundo.

Nos mecían,
en tardes soleadas,
los vientos de piedra
de aquella ciudad.

Nos acurrucábamos
en bosques urbanos
de leves hojas,
de tiernos tallos.

Leves...
Tiernos...

Ya entonces el frío enfriaba.
Ya entonces el sol calentaba.

Ahora,
el frío: congela.

Ahora,
el sol: agosta.

Pero no nos quebramos
y éramos
y somos
felices.

Quizás por ser tontos,
o ciegos.

Ahora, luchamos,
no como entonces.

Luchamos con fuerza.

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