lunes, 9 de julio de 2012

Árbol Rojo


Sobre un lecho
de grava
blanca.

Hundiendo sus raíces
en el mundo.
Plegando Universos
sobre sí mismo.

Una mano lo agarra con fuerza
y de las raíces
gotea sangre.

Onírico.

En el cielo
nubes amarillentas
se persiguen.

En el horizonte
un relámpago
solitario
se derrumba en silencio.

Ese árbol
yace, descansa,
entre dos carreteras,
en el eje de los mundos.
Sumido en su lecho
de grava blanca.

Crujido.

Para él
no somos mas que sombras.
Sombras en el continuo tapiz.

Se burla,
en su sencillez absoluta,
de nuestra existencia.

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